Todos llevamos un mundo interior que puede diferir de los roles y rasgos que generalmente mostramos a la sociedad como lo pueden ser los roles de padre o madre, de trabajador, de amigo, de buen ciudadano, de compañero, etc. Generalmente nos creemos para nosotros mismos que solo somos estos roles, que somos buenas personas, que somos adecuados, correctos, etc. pero sin embargo podemos llevar en el inconsciente roles que no son tan buenos, socialmente adecuados o permitidos, que suelen ser más primitivos.
Podemos notar la actividad de esta zona negada de nuestro ser cuando tenemos impulsos como lo pueden ser sentimientos de depresión, de ira, de agresividad, de vergüenza, impulsos sexuales, etc.
Podemos o no aceptar incorporar a nuestras vidas cotidianas esta zona oscura pero también podríamos encontrar dificultad emocional en hacerlo debido a que podríamos percibir que estas facetas no son socialmente bien vistas o aceptadas. Por ejemplo, alguien que tenga impulsos de deseo sexual por personas de su mismo sexo por lo general intentarán reprimir su deseo debido al temor de ser identificado como un homosexual y ser discriminado. En dado caso que consientan tener una relación homosexual podrían mantenerla oculta a su círculo social. Otro ejemplo puede ser una persona que reprime expresarle alguien el porqué le cometió un agravio por sentimientos de vergüenza. Estos sentimientos de vergüenza reprimen a la persona el manifestar las razones de su ofensa o agravio y contradictoriamente son estos sentimientos y razones las cuales deben ser expresadas para que la persona obtenga el perdón.
Estas facetas reprimidas de nuestro ser lucharan por salir a flote y ser incorporadas en la vida social. Esto suele generar una pelea interna del ser que por un lado reprime generalmente por temor y por otro lado necesita manifestar su naturaleza interna negada. Esta lucha puede generar en la persona varias patologías que van desde el miedo, la paranoia, la ansiedad, la depresión, el stress, etc. hasta llegar a extremos como la bipolaridad o la esquizofrenia. Estos sentimientos o impulsos que luchan por salir a flote se convertirán en nuestros demonios los cuales no descansaran en insistirnos que manifestemos estas facetas reprimidas. Estos se volverán más poderosos alimentándose de nuestro rechazo y tarde o temprano cederemos ante su insistencia.
Yo personalmente abogo por incorporar, en la medida de lo posible, estas facetas a nuestras vidas cotidianas con el objetivo de vivir una vida más completa no solo mostrando a los demás nuestras mejores cualidades sino también aquellas que reprimimos. Esta lucha interna del ser solo tiene por objeto que la persona entienda que debe dejar de mostrar no solo sus mejores cualidades que conforman su máscara ante el mundo sino que debe también incorporar su naturaleza interna reprimida.