Proposito

Destino este blog a abordar temas de inteligencia emocional como lo pueden ser la ira, el rencor, la preocupación, el miedo, la ansiedad, la depresión, la soberbia, etc. Yo fui estudiante de varias escuelas de conocimiento espiritual, pero a pesar de que aprendí valiosas lecciones me di cuenta que no son tan necesarias. Ahora me dedico exclusivamente a la inteligencia emocional porque me percate que gestionando bien las emociones podemos lograr más altos niveles de felicidad tanto material como espiritual. Espero que encuentren este blog algo de ayuda que puedan necesitar en sus vidas. Desliza hacia abajo al final de la barra derecha para encontrar el enlace a mi libro. Gracias por leer.

Discusión


Muchas veces se suceden discusiones en las cuales ambas partes no logran llegar a un acuerdo y entender las ideas del otro. Esto es muy notorio en discusiones o debates en asambleas, congresos, etc. Es como si cada parte quisiera imponer su concepción de la realidad sobre el otro pero creo que lo que existe realmente es un deseo inconsciente de dominación o humillación intelectual que ninguno de las partes está dispuesta a someterse o como si uno quisiera validar que el criterio de uno es correcto a través de la aceptación de este por parte de los demás.

No entiendo para qué vale la pena discutir e intentar demostrar a alguien que tu forma de pensar es correcta, si uno piensa que lo es con eso debería ser suficiente para uno. Sin embargo hay personas que necesitan imponerse sobre los demás. Supongo que este tipo de gente fue tal vez ignorada o despreciada su opinión y forma de pensar en el pasado y necesitan fervientemente tener la razón aunque ellos sepan que están no están en lo correcto para poder sentirse que son tomados en cuenta.

Tratar de debatir o razonar con personas como esas es una pérdida de tiempo puesto que ellos duramente aceptaran humildemente que su opinión no está del todo correcta. Si uno sabe que tiene la razón de nada vale discutir con una persona que no quiere razonar puesto que esto puede conllevar a discusiones, peleas y rencillas. Si uno percibe que la opinión expuesta es incorrecta uno debería aceptarla así ante los demás puesto que hacerlo no es un acto de humillación sino de humildad. Si queremos que acepten un criterio que sabemos que es correcto es necesario aceptar el grado de verdad en las opiniones o afirmaciones del otro.

Es muy frecuente observar políticos afirmando que la gestión del tal o cual mandatario es desastrosa e inservible. Ellos rara vez dirán si alguna gestión fue productiva o adecuada en cierto grado. Pues lo mismo dirán de ellos cuando estén en el poder puesto que no fueron humildes para reconocer los aciertos de su antecesor. Lo que das se devuelve.

A mí me basta con saber que estoy en lo correcto cuando realmente lo estoy. No tengo porque imponerme sobre otro ser para reafirmar mi punto de vista pero debo también reconocer con humildad cuando no estoy en lo correcto.

Karma


El Karma es un termino que nos ha llegado desde varias sistemas de creencias o religiones orientales el cual se interpreta como una ley cósmica de retribución, o de causa y efecto que establece que a pesar de ser libres de elegir por hacer el “bien” o el “mal” debemos hacernos responsables por las consecuencias de nuestras acciones. El karma está en contraposición con las doctrinas abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo); lo más parecido en el cristianismo es el concepto teológico de retribución.

Critico severamente la postura del iglesia católica que les promete el infierno a los “pecadores”, es decir, aquellos que obran desde el “mal” y el cielo a aquellos que obran desde el “bien”. Lo hago porque como persona existencialista que soy trato de encontrar una justificación a aquello que todos los seres humanos calificamos desde una postura ignorante como malo. Me he dado cuenta de que aquello que llamamos “el mal” si tiene un propósito y es algo ya conocido por muchas doctrinas de conocimiento.

El propósito de lo que llamamos “el mal” es enseñarnos a apreciar justamente “el bien” por contraste. Por ejemplo no apreciamos verdaderamente el amor sino cuando estamos desprovistos de este y deprimidos. Aquel que ha estado preso valorara mas apropiadamente la libertad que alguien que no. Aquel que ha conocido la turbulencia de la ira apreciara más justamente la paz. Este es todo el chiste del propósito de aquello que llamamos “el mal”.

Obviamente la gran mayoría queremos llevar vidas armónicas, fructíferas y felices pero pareciera que propia vida se encargara de llevarnos a situaciones en las que no siempre podemos obrar desde el bien con el objetivo de enseñarnos estas lecciones.

Obviamente que quien está atravesando las consecuencias de sus acciones negativas se sentirá mal y muchas veces experimentará incertidumbre del no saber el porqué está teniendo estas vivencias pero, desde la perspectiva de quien ya ha atravesado por su karma encontrara esas vivencias como aleccionantes y necesarias para su crecimiento personal.

La Sombra

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